La música del trío francés Yelle, un dance pop sin grandes sorpresas, tiene una gran ventaja: está cantada íntegramente en francés, lo cual es, para nuestros oídos acostumbrados a la hegemonía del inglés, una refrescante novedad; recordemos que prácticamente ninguna de las principales exportaciones musicales de Francia de las últimas dos décadas, como Daft Punk (lo mejor que ha salido del país), Air, Phoenix y Charlotte Gainsbourg, han usado mucho su idioma.
En su segundo disco la banda liderada por Julie Budet vuelve a ofrecer el mismo dance pop a lo Madonna con espíritu festivo iluminado con colores flúo de su debut del 2007, Pop-Up, pero el efecto ahora se diluye.
Si bien hace cuatro años esta relectura francesa del synth-pop era novedosa, hoy, con la ubicua Lady Gaga, el disco de La Roux y centenares de discos más que revisitan la década del 80, se ha convertido en una propuesta estándar que no sorprende.
De todos modos hay diferencias entre ambos trabajos.
Esta vez las influencias del hip-hop son casi imperceptibles y dan paso a un sonido más cercano al eurodance y el synth-pop heredero de Giorgio Moroder. Por su parte Budet, o Yelle, grita menos y canta más sus melodías casi infantiles, actualizando al Siglo XXI, de alguna manera, la tradición francesa del pop ye-ye de Serge Gainsbourg y France Gall.
A pesar del título poco hay en este disco del riesgo y la incertidumbre que se asocian a un safari. De todos modos, Safari Disco Club es un álbum ideal para escuchar los sábados por la noche antes de salir.
Fuente: por Leonardo Aguirre, el 9 de abril de 2011 para Rocktails.
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